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Enciclopedia de la Esencialidad

Ciencias vs. Creencias

Las religiones son sistemas de creencias que requieren de la fe de sus miembros, debido a la ausencia de pruebas. Hay más de 3,000 grandes religiones y sectas en el planeta hoy en día. Esto quiere decir que hay más de 3,000 diferentes tipos de dogmas contradictorios, cada uno reclamando ser la única verdad. Las religiones se caracterizan por ser muchas, por sus desacuerdos y conflictos (incluyendo atacar y matar a los adherentes de otras religiones y llevar a cabo guerras “santas”), y su competencia mutua para ganar adherentes.

Esto contrasta con la ciencia. Ciencia hay una y solo una (para cada campo de conocimiento). Cada ciencia es una, única y universal. Los principios de la física que se aplican en China son los mismos que se aplican en la India, en los EE.UU y en cualquier otro país, y lo mismo sucede con la química, la biología, las matemáticas, las ciencias sociales, y todas las demás ciencias. Las ciencias se caracterizan por: 1) su unicidad; 2) acuerdo, y 3) armonía. No hay división ni conflicto. Tampoco hay proselitismo; nadie anda predicando para que aceptes una ciencia.

¿Cuál es la diferencia fundamental entre una religión y una ciencia?

La diferencia fundamental es "veritas". “Veritas” es la palabra latina que significa "verdad". Es la raíz de las palabras "verificación" y "verificable". La verdad es el grado de correspondencia verificable entre un fenómeno y una declaración sobre ese fenómeno. Si digo, por ejemplo, que el sol es de color púrpura, tú puedes observar al sol y verificar si esa declaración corresponde o no con la realidad del sol. En este caso y basado en tu propia verificación, no en lo que otros dicen ni en tus creencias o fe personales, vas a concluir que esa declaración NO es verdad; el sol se ve amarillo o rojo y emite luz blanca. Tenemos “veritas”: hemos podido determinar la verdad en esa situación.

Otro ejemplo: si yo declaro, "tu techo es negro", puedes mirar hacia arriba y comprobar el color de tu techo y por lo tanto saber si la afirmación es verdad o no. Y no solo tú, cualquiera que mire ese techo, e incluso las fotos del techo, pueden comprobar si la declaración corresponde o no a la realidad. Eso es “veritas”: la verificación de si algo es verdad o no; no una opinión personal, ni la fe ciega de un creyente.

El concepto clave de “veritas” es que algo puede ser verificable. Únicamente con “veritas” (verificación) podemos determinar si algo es verdad. En ausencia de dicha verificación, no hay verdad; la verdad no se conoce. La verdad está más allá de nuestra percepción y determinación; no existe para nosotros. La verdad solo puede ser conocida donde hay verificación. A falta de verificación, solo hay proclamación; la verdad del asunto es simplemente desconocida. Todo lo anteriormente mencionado son ideas sobre el concepto de “veritas”.

Se puede proclamar “¡tengo la verdad!” sin que haya “veritas”, pero esa declaración NO es verdadera sino falsa: no hay verdad sin “veritas”. A falta de “veritas” solo existen opiniones personales. Esto es lo que hacen las religiones: proclaman tener la verdad a pesar de que no tienen “veritas”. Por eso tenemos más de 3,000 tipos de “verdad”, es decir, de opiniones personales.

Las religiones se basan en doctrinas, dogmas y creencias sin verificación irrefutable, ergo sin “veritas”: no representan a la verdad. Las religiones dependen de la creencia y fe ciega de sus adherentes. Puesto que muchas de ellas surgieron antes del advenimiento de la ciencia, provienen de la época en que prevalecían la mitología y la superstición y, por lo mismo, están tan arraigadas en el subconsciente colectivo de la humanidad que la civilización no ha podido superarlas todavía ni insistiendo en el concepto de “veritas”. Su arraigo es tal que los líderes religiosos continúan proclamando lo que desean sin aplicar los estándares modernos de la ciencia, de la “veritas”.

La ciencia se basa no solo en la verificación, sino en el principio de reproducibilidad, es decir, en la capacidad de reproducir o replicar un experimento por otros, en particular por la comunidad científica, siguiendo los protocolos (instrucciones y procedimientos formales). Aunque la ciencia no reclama técnicamente la posesión de la verdad, sino la certeza de los hechos, en nuestra discusión vamos a utilizar la palabra verdad.

Donde no hay “veritas”, pueden surgir un sin fin de proclamaciones de posesión de la verdad, porque cualquier persona puede proclamar lo que quiere— mientras continúe sin ocuparse de la “veritas”. Tenemos tantas religiones precisamente porque ninguna de ellas tiene “veritas”, ninguna ha demostrado ser la verdad de forma tal que otros tengan que reconocer lo inobjetable de los hechos, como se hace en la ciencia. En ausencia de “veritas” se puede declarar lo que sea y proclamar que eso es la verdad, e incluso que es la única verdad.

La pluralidad de ideas diferentes comprueba por sí misma que no hay verdad. Donde se conoce la verdad, como es el caso de las ciencias, hay un solo conocimiento en el que todos concuerdan. Donde hay “veritas”, todo observador racional concuerda en un solo sistema. Donde la verificación es posible para que la verdad pueda ser conocida solo hay una verdad, no una multitud.

Toma en cuenta los opuestos. Donde hay “veritas”, hay unidad, universalidad, acuerdo y armonía. Donde no hay “veritas”, donde no hay verdad (en las religiones por ejemplo), hay muchas proclamaciones, una multitud de verdades. En lugar de universalidad y unidad en todo el planeta, hay regionalismos (división por áreas geográficas, países o culturas). Hay fragmentación, desacuerdo y conflicto. Estas características son un indicador obvio y fiable de lo que es verdad o no, de manera que podemos voltear la ecuación. Por el simple hecho de que hay muchas religiones y que existen desacuerdos y conflictos entre ellas, podemos confiar en que no hay verdad absoluta en ellas. Por otro lado, con el simple hecho de que haya acuerdo y armonía en las ciencias, podemos confiar en que tenemos la mejor verdad disponible.

Uno de los propósitos de la Esencialidad es unir a la humanidad en una ciencia espiritual única (de la misma manera en que la humanidad está ya unificada en las ciencias físicas). La Esencialidad puede hacer esto porque tiene “veritas”. Puede hacer esto porque cada persona puede verificar por sí misma su propia Esencia. De hecho, la Esencialidad insiste en que cada persona la verifique; no quiere fe. Lo menos que queremos es sugerir otro sistema de creencias, otra fe, otra religión en el planeta: ya estamos ahogándonos en ellas. Unir a la humanidad sería imposible a través de otra religión, pero resulta algo natural tratándose de una ciencia. Por lo tanto, la “veritas” es básica y fundamental en la Esencialidad. Para ser una ciencia, la Esencialidad debe ser verificable, y esa verificación debe ser reproducible o replicable por cualquier persona que siga los protocolos.

Tres puntos importantes

Para establecer una ciencia, se necesitan tres cosas:

  1. Una teoría acerca del qué y cómo de un fenómeno.
  2. Un protocolo por escrito. (Instrucciones paso a paso en la aplicación de esa teoría y una relación de los resultados que produce.).
  3. Resultados verificables y replicables; los mismos resultados para todos los observadores.

La Esencialidad tiene los tres elementos:

  1. El fenómeno a observar es la espiritualidad, específicamente la existencia y naturaleza de la Esencia, de tu Ser.
  2. La Esencialidad presenta la teoría y los protocolos.
  3. Tú eres el científico que va a verificar los resultados, la existencia de la Esencia.

La Esencialidad tiene dos protocolos:

  1. El Protocolo del Despertar, un procedimiento relativamente simple mediante el cual podrás verificar la existencia de la Esencia, en tu experiencia y en tan solo unas horas de práctica del protocolo. Esta práctica es el propósito del Retiro de Espiritualidad Científica.
  2. El Protocolo de “Enlightenment”, es más prolongado y complicado, pero produce una experiencia mayor y más permanente de la Esencia, además de que permite salir de la identidad humana para vivir en el espíritu inmortal.