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Enciclopedia de la Esencialidad

Ego, Espectro

El ego es la individualización de la Conciencia, una fuerza que aplica a todos los seres que se sienten con una identidad separada del Uno. El ego puede ser tan fuerte que se pierde toda percepción del Uno, y esta es la condición de la gran mayoría de los seres humanos. (La mayoría de los seres en la Creación tienen individualidad pero no al grado de perder contacto con la Unidad, a diferencia del ser humano que sí ha perdido esta conexión).

El ego tiene un gradiente de “fuerza” o densidad de ligera a muy densa. “Arriba”, “cerca” del Absoluto, hay poco ego, poca separación, por lo tanto, algún grado de experiencia de Unidad-Amor. “Abajo”, con alta densidad, está el ego negativo, con mucha separación, con una experiencia fuerte de “yo” y “no-yo” (otros). Expresado desde la “dirección” opuesta: el ego tiene un gradiente al efecto de la realidad, desde una experiencia total de separación (como el ser humano de baja conciencia), hasta una experiencia de casi nada de separación, por lo tanto, de mucha Unidad y Esencia.

En las densidades ligeras del ego, las otras entidades son neutras; no hay bueno ni malo. Entre más denso o “abajo” sea el ego, más experiencia de individualidad, de yo<>no-yo, y de bueno<>malo; hasta llegar al ego negativo.

El ego tiene un espectro de gradiente, de la fuerza o densidad de la separación.

El ego negativo existe cuando un ser trata de ser más grande e importante que otros tratando de empequeñecerlos. El ego negativo trata de aumentar su ser, su energía, por medio de la invalidación, el pisoteo de la energía de otros. En el ego negativo, el ser quiere todo para sí mismo y hará lo necesario para lograrlo sin importarle las consecuencias de sus acciones en otros. Quiere dominar, acaparar, glorificarse a sí mismo; no para lograr la excelencia en sí mismo, sino para sentirse más y mejor que otros (más importante, poderoso, inteligente, valioso, etc.). Controla y pisa a otros. Hace esto invalidando, dominando a otros.

El ego negativo genera alucinaciones dentro de la ilusión de este mundo, alucinaciones muy alejadas de la Verdad del Uno-Esencia.

El ego positivo te da la ilusión y experiencia de separación entre tú y los otros. El ego negativo te da la ilusión y la experiencia de aún MÁS separación de ti y de los demás. Te lleva a la parte más extrema de la ilusión: que una parte del Uno (tú) es más y mejor que el resto del Uno. (Por supuesto, aquí no hay experiencia alguna del Uno o no sería posible el ego negativo).

El ego negativo incluye las ideas de que “soy más que otros” y “otros son menos que yo”; merezco más (de lo que sea). Por lo tanto puedo hacer lo que quiero: lastimar, dañar, esclavizar, destruir.

El ego negativo también tiende a polarizar las cosas, a crear mucho la polaridad de bueno<>malo, más<>menos, mejor<>peor. Por supuesto, yo y los míos son los buenos, los mejores; ellos son los malos y peores. Así la mente del ego negativo se da la razón y justifica sus acciones, sin importar cuán dañinas puedan resultar para otros.

Cuando el ego negativo adquiere poder, tiende a crear conflictos y guerras. Hitler es un ejemplo famoso y extremo de ego negativo—pero nota que hay arranques de ego negativo en todos lados en este planeta. Es especialmente notable entre líderes, políticos, naciones, religiones y razas.

Entre más ego negativo tiene una persona, menos lo ve y más difícil es que se disipe, porque le parece una verdad absoluta la realidad de que es más y mejor que otros. Tiene su percepción nublada por una capa muy gruesa de ego que lo aleja de la verdad de que Somos Uno. Otra regla del ego negativo es: “Si no ves tu ego negativo es porque sus fronteras están más allá de tu horizonte”.

Al alimentar y vivir tu ego negativo, estás creando la experiencia de separación del amor (no porque sea cierto, pero para ti será muy real). Al experimentarte lejos del amor, generas experiencias como soledad, soy malo, no soy amado, etc.